Hay un mundo de mamás donde los brazos de Mamá Bicicleta se transforman en un mullido manillar para apoyarse y echar una cabezadita, donde Mamá Fresa se ruboriza de felicidad siempre que quiere, y Mamá Acordeón actúa melodiosa, elegante y alegre... también cuando llora y lo disimula...
Un mundo de mamás donde por el largo lomo de Mamá Dragona se deslizan sus hijos como en una montaña rusa, donde Mamá Bella Durmiente llena la cama de juguetes, libros y bandejas de desayuno, y Mamá Pirata saquea el frigorífico por la mañana con sus grumetes...
Un mundo de mamás donde los ojos de Mamá Sirena son tan lindos como los versos que los poetas escriben sobre el mar, donde Mamá Chocolate es tan cálida y reconfortante como una taza de cacao caliente, donde Mamá Picasso curiosea el mundo y lo dibuja después, y Mamá Tren es un prodigio de perfecta logística, mecánica precisa y fuertes motores...
Y en un mundo lleno de mamás, todas ellas son Mamá Princesa, porque todas creen en los cuentos y tienen la certeza de que existen los finales felices.
