Si vives en una caravana, te acostumbras a
	andar de aquí para allá. En cuanto te haces
	a un lugar, hala, carretera y manta.
	Cuando mi madre comienza a hablar
	consigo misma en voz alta, significa que
	pronto nos largamos.
	Estoy acostumbrada a decir ?hola? y
	?adiós? casi al mismo tiempo. Razón suficiente
	para no estrechar lazos con nadie.
	Pasando.
	Somos como los pájaros: siempre volando,
	huyendo de las trampas para que
	nadie ni nada nos atrape.
	La carretera nos llama.