Al narrador le prestan una casa para que pasen el verano con su esposa, pero en realidad la invitación tiene segundas intenciones: el propietario quiere que su amigo sea un conejillo de Indias para una nueva droga que ha inventado y que tiene el extrañísimo efecto de propiciar viajes al pasado. Así, se encuentra de pronto en el siglo XIV, testigo invisible de una serie de intrigas y amoríos en una cruel comunidad feudal.